Una verdad incuestionable, como decía, y es que ese señor que tengo por padre es un hombre sabio, cuanto menos. Así que, y en lugar de quedarme, como hasta ahora hacía, atónita con el dineral que veo a la gente gastándose en plena crisis en camisetas oficiales, bufandas, banderas y demás merchandising, me sorprendo admitiendo que es ahora cuando más necesitamos una alegría, proceda del circo que proceda y nos la dé quien nos la dé.
No es que sea, repito, una forofa máxima, ni que sepa mucho del tema, pero es que hace poco que he entendido el aspecto psicológico del fútbol y por ello he cambiado ese asombro tintado de desprecio por una sanísima alegría empática. Así que espero honestamente que el Athletic se lleve a casa, si no las dos, una copa por lo menos, y que le den a su afición la felicidad que se merece, porque incluso sin saber demasiado sobre el tema puedo afirmar que este público es el más candente que un equipo podría desear.
Aupa lehoiak! Aurten bai, karajo!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario