Estoy nerviosa. Nerviosa, sí. Yo. Con las rodillas cual mantequilla. Porque, en tres días, le voy a volver a ver.
Estoy nerviosa porque ese sol, por nombre Miguel, el más brillante de todo mi universo, va a estar allí, en ese aeropuerto de llegada, esperando, esperándome, ¡a mí!, hormiguita donde las haya, pequeñez hecha grande a sus ojos.
Estoy nerviosa porque he soñado cada noche con sus manos asiendo las mías, con sus labios acariciando los míos, con su risa flotando cerca de mi cuello, con sus ojos dejándose caer a los míos... y en solo tres días le voy a volver a tocar las manos, a besar la boca, a hacer reír a carcajadas para retroalimentarme con su risa.
Estoy nerviosa porque voy a reencontrarme con la persona a la que más quiero en este mundo.
Me parece surrealista estar escribiendo esto, pero, Dios, es TAN real, que parece un sueño.
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